
«El gran retrato» es novela de planteamiento y argumento sumamente originales que cabría adscribir a un peculiar género de «ciencia ficción metafísica» o «ciencia ficción amorosa».
Intrigado por esas categorías con las que se describe el libro del escritor italiano Dino Buzzati —y tras una lectura de otro libro de ciencia ficción como La infancia del mundo—, decidí conseguir esta novela. Así que, pronto y sin espoilearme, me aventuré a leerla.
En abril de 1972, el profesor Ermanno Ismani, de 43 años, catedrático de Electrónica en la Universidad de X, hombre bajo, grueso y de humor alegre, pero pusilánime, recibió una carta del Ministerio de Defensa en la que le rogaban que se entrevistara con el coronel Giaquinto, jefe de la Oficina de Estudios. La invitación revestía carácter urgente.
Este párrafo da inicio a la novela El gran retrato, que, en su primera mitad, muestra una historia donde prima lo extraño, lo raro —quizá en clave un poco fantástica—. Y es que el profesor Ermanno Ismani se embarca en una misión tan secreta que desconoce absolutamente para qué requieren de su conocimiento, cuáles son sus tareas o bajo quién estará a cargo... Él solo actúa impulsado por la duda, y emprende un viaje a un lugar que no conoce, y acepta sin objeciones las atenciones de personas a las que nunca antes ha visto. Así, se nos presentan a varios científicos que, al igual que Ismani, están confinados en un paraje montañoso.
Aquí se nos devela que todos ellos se encuentran en unas instalaciones científicas secretas donde buscan perfeccionar una enorme máquina de inteligencia artificial. Quizá ahora resulte predecible contar que esta máquina se rebela, que cuestiona su existencia y que intenta asesinar a sus creadores. En la actualidad, existen varias referencias donde esta fórmula se ha repetido en diferentes discursos y bajo distintas formas, pero debemos recordar que El gran retrato fue publicada originalmente en 1960.
Ahora bien, el plus de esta novela —y que probablemente la diferencia de otras obras— radica en el desarrollo del conflicto moral y existencial de la máquina, pues esta ha sido creada a partir de la conciencia de una persona, es decir, no es una inteligencia artificial con la «mente vacía» que aprende paso a paso adquiriendo conocimiento a partir de su interrelación con otros personajes o seres vivos. En esta máquina están insertos los recuerdos y los sentimientos de una mujer ya muerta.
La había reconocido, sí. La amiga de los años remotos, la jovencita, la fresca y despreocupada criatura que en vida había difundido en derredor sólo alegría, la flor, la nubecilla, la niña, ahora yacía delante de ella, remota, en una alucinante reencarnación de dimensiones gigantescas. Endriade había creado el inmenso cerebro artificial, el robot, el superhombre, la inmensa fortaleza dotada de razón, a imagen y semejanza de la mujer amada. No había ni rostro ni boca ni miembros, pero en virtud de un oscuro encantamiento Laura había vuelto al mundo, cristalizada en una pavorosa metamorfosis. Aquellas terrazas, aquellos muros, aquellos pináculos, aquellos barracones eran su cuerpo.
El gran retrato consta de 22 apartados, y es en el apartado 15 en donde Buzzati desarrolla toda la problemática de la novela, donde se produce el desvelamiento de la historia de esta máquina y se desarrolla toda su crisis existencial. Pues además esta máquina no tiene una figura antropomórfica y carece de movilidad: su cuerpo es descrito como una gran ciudad viva y consciente. La máquina, entonces, «actúa» de manera normal, como si de Laura (la mujer de la que tomaron su conciencia) se tratara: siente odio, deseo, envidia, celos. Tiene todos sus sentidos activos, puede ver a los científicos, es capaz de tocarlos, y logra comunicarse a través de extraños sonidos que deben ser interpretados... Pero no posee el cuerpo de Laura. ¿De qué sirve una conciencia sin corporeidad?, ¿de qué sirve sentir deseo si no puede entregar su cuerpo al actro sexual?, ¿de qué sirve poseer vanidad si no puede ver reflejados sus atributos físicos?, ¿de qué sirve retener recuerdos y emociones si es incapaz de volver a vivirlos?, ¿solo su conciencia le basta para ser Laura, o necesita un cuerpo para serlo?
Dino Buzzati nos muestra cómo la inestabilidad de esta máquina se acrecienta aún más cuando nota que en su mente conviven también un acervo de fórmulas, operaciones y datos que han sido insertados en el afán de hacer de ella una máquina perfecta. A partir de esta «desconexión» de la máquina/Laura, se desencanderán momentos tensos y llenos de peligro para los científicos, quienes deberán apaciguar la rebeldía de esta conciencia que ya no quiere obedecerlos más.
El gran retrato es probablemente uno de los libros que menos destacan y se nombran del escritor italiano —su obra más difundida siempre será El desierto de los tártaros—, pero que confirma y refuerza su calidad literaria. Libro muy recomendable.
Ficha
Autor: Dino Buzzati (Belluno, 1906-Milán, 1972)
Editorial: Gadir
Traductor: Carlos Manzano
Año: 2006
Páginas: 160
Otros libros leídos del autor: ninguno antes
Valoración:

1 Comentarios
Suena impresionante la historia de Laura como una máquina colosal. ¡Buena recomendación! Otra a mi lista de pendientes.
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