Reseña. «Horca» de Guillermo Barquero


El último ganador del Premio Centroamericano Monteforte Toledo de novela se anunció en 2021: el escritor costarricense Guillermo Barquero y su libro Horca, que en casi dos años ya cuenta con dos ediciones (una salvadoreña y otra española). Interesado por leer por primera vez a un autor galardonado de Costa Rica, logré conseguir la edición española. Así que, pronto y sin espoilearme, me aventuré a su lectura.

Extraviada en la nada 

En la primera página de la Divina comedia, nos encontramos con un Dante temeroso y perdido, incapaz de comprender las circunstancias que lo llevaron a esa «selva salvaje, áspera y ardua». Emulando ese arranque dantesco, Guillermo Barquero da inicio a Horca: una mujer arrojada a un desierto sin ningún motivo aparente. 


Dante en el bosque oscuro, Gustave Doré

¿Qué circunstancias la condujeron ahí? ¿Por qué la lanzaron sin piedad a ese terreno? ¿Cuál es su pasado antes de ser abandonada en el desierto? Las respuestas se irán asomando ocasionalmente a lo largo del libro, pero estas no resultan relevantes para la historia. Esta novela no se trata de sorpresivos giros dramáticos, ni de melodramas forzados, ni de intensas intrigas que involucran a variopintos personajes. Horca es un extenso monólogo donde se profundiza y explora al máximo los límites del dolor y el desamparo de una mujer torturada por el desierto.

Esta soy yo; esta en las arenas; esta sometida al agrietamiento. La vertida, la arrugada, la botada, la arrojada a las fauces de las hendijas arenosas. La devastada: útero acuchillado por los días de deshidratación, senos caídos por la senescencia [...]. Esto: la sin espejos, la de pelo hecho una masa de sal y sudor, una acumulación de náusea. La sin ojos, la sin gritos.

Iremos observando cómo esta mujer se va consumiendo lentamente, y esto no solo se refleja en las descripciones detalladas de su cuerpo, sino también en sus actos, en esa búsqueda —quizá innecesaria e inútil— por sobrevivir que va despertando en ella algunos destellos de su animalidad. 

En sus paseos irá reconociendo distintos objetos que la llevarán a meditar sobre sí misma, sobre sus acciones y su intimidad. Se manifiesta en ella una imperiosa necesidad por reflexionar, una suerte de ansia oculta que le sirve de amparo en ese terreno inclemente: hablar sobre lo que ve, sobre lo que va sintiendo la ayuda a no ser consumida por la arena. Finalmente, aunque estos elementos pareciesen servir de auxilio, le ofrecerán en su conjunto una fatal salida a ese infierno al que fue obligada a descender.  

Del desierto y lo demás  

Entonces, ¿podríamos suponer que esta mujer es la protagonista de la novela? Creo que no. Guillermo Barquero le otorga todo el protagonismo al desierto, es un personaje más, y el más importante; incluso, en ciertos pasajes de Horca, se le personifica a partir de descripciones minuciosas. 

Es este terreno desértico el que se lleva todos los reflectores, y su importancia se evidencia también en su capacidad para absorber a la mujer y convertirla, poco a poco, y de manera tortuosa, en una extensión de él. Tanto la mujer y el desierto, a lo largo de la narración, parecen convertirse en un solo personaje, con una clara dominancia de este último.

Sentirías que mi cuerpo se ha hecho flaco, pero que se ha hecho más que flaco: se ha ido transformando en un vegetal del desierto, un cactus, una planta que tiene la médula de roca. 

El desierto, además, le provee de diferentes objetos, escenas o animales que impulsan aún más su monólogo —casi filosófico por momentos—. Por ejemplo, cuando aparece la navaja con las inscripciones R.M., despiertan en ella diferentes conjeturas que la llevan a fabular sobre el origen de esta arma, su sentido, su pertenencia, sus acciones, otorgándole a este objeto simple y común una importancia superlativa. Y así sucesivamente con restos óseos, prendas de vestir, ramas secas, etc., que va encontrando en sus paseos. Me resultó bastante interesante reconocer también la presencia de elementos borgeanos como la navaja, la alucinación con los espejos e, incluso, el desierto entendido como un gran laberinto imposible de sortear y comprender. 

Narración cargada de poesía 

Una mención muy especial —siempre destacable cuando se trabaja con rigor— es el estilo de la narración. Una narración casi poética, casi filosófica, totalmente apropiada para el tono de la novela. La construcción apropiada de la narradora es también conveniente, pues sus reflexiones se alcanzan a sentir en cada página.  

Confundirme, confundir todo, mimetizar todo: hacerme una sola cosa con el desierto, manifestarme en las ondas, ser las lágrimas, yo, aquí, expandida, alucinada. Ser lo de adentro y lo de afuera. Inventarme un pasado, borrarlo, crearlo de nuevo, hablarte, hacer de vos una voz, transformarte en la única contingencia que pueda adquirir peso. Hacerte. Llorarte. Salarte. Salarme. Destruirme. Desaparecer.

Ahora bien —no todo puede ser perfecto—, sí me parece que un desacierto en el libro radica en su extensión. Algunos pasajes en la lectura se me hicieron un poco reiterativos y es que cómo se consigue mantener la atención y el interés en más de doscientas páginas de cavilaciones sobre un páramo. En algún momento de la novela sentí que ya se había cumplido el objetivo —si es que se puede hablar de un objetivo en la escritura— y que no se podían explotar más los objetos, el cuerpo de la mujer, el escenario, el mundo representado en su totalidad. Pero esta es una opinión bastante personal; habrá lectores a los que estas casi trescientas páginas les resulten cortas y que tendrán la necesidad de que se ahonde más en la psique de la mujer o reclamen más aristas que explorar. Muy a pesar de ello, me resulta reconfortante leer un texto donde quede manifiesta la preocupación por la narración, por el cómo se muestra más que por el cuánto se muestra. Si eres de los que disfruta de una novela reflexiva, que roce lo filosófico y poético, esta es una alternativa perfecta.


Horca de Guillermo Barquero, Punto de Vista Editores


Ficha 

Editorial: Punto de Vista Editores

Año: 2022

Páginas: 280

Otros libros leídos del autor: ninguno antes

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